Nuestra Historia
Colegio de Educación Católica en Valparaíso
Nuestro Colegio Arturo Edwards forma parte de la hermosa y tradicional Familia de la Ciudad de Valparaíso. Somos reflejo de las enseñanzas de los Hermanos De La Salle, los cuales llegan a Chile en 1877 para hacerse cargo del Orfelinato de los Talleres de San Vicente.
En su labor evangelizadora e inspirada en las bellas doctrinas de Cristo llegan a Valparaíso para entregar las enseñanzas del Santo Fundador San Juan Bautista de La Salle.
El 25 de agosto de 1889 con 129 alumnos se inaugura la escuela Arturo Maximiliano Edwards. A partir de 1995, los Hermanos De La Salle dejan el Colegio por falta de vocaciones religiosas, depositando su confianza en un grupo de profesores laicos, quienes dan nacimiento a la Corporación de Educación Católica “Arturo Edwards”.
En el mismo lugar donde alguna vez recorrió sus pasillos nuestro héroe patrio Arturo Prat, hoy calle Carrera 682, se encuentra nuestra Sede ubicada en pleno centro de la ciudad, lo cual hace contar con excelentes alternativas de locomoción colectiva. En sus 3200 mts2alberga los cursos de básica superior (de 5 a 8vos), patios, comedor, baños, salas de profesores, talleres de computación, artes, música, Oficinas Administrativas y Biblioteca. Y destaca por sobre todo nuestra Gran capilla como centro de todas nuestras actividades religiosas.
En el año 2003 Inauguramos la Nueva Sede en Colón destinada a Básica Inferior (Kinder a 4tos Básico), en el 2004 ofrecemos Jornada Escolar Completa y en el 2005 se da inicio al alumnado mixto con el Ingreso de la primeras alumnas a Kinder.
Nosotros
Excelencia Académica en Valparaíso
Colegio Arturo Edwards : Educar en Cuerpo, Mente y Alma
El fundador del Instituto de los Hermanos de las escuelas Cristianas y creador de la escuela popular, San Juan Bautista de La Salle, nace en Reims, Francia, el 30 de Abril de 1651, es primogénito de once hermanos, hijo del Magistrado de Reims, Luis de La Salle y de Nicolaza de Brouillet, de ascendencia noble
Año de 1877, los Hermanos De La Salle llegan a Chile para hacerse cargo del Orfelinato de los Talleres de San Vicente. En su labor evangelizadora e inspirada en las doctrinas de Cristo llegan a Valparaíso para entregar a sus nobles habitantes las enseñanzas del Santo Fundador.
En sesión del 10 de Octubre de 1888, el señor Ruiz Tagle dio cuenta que el Señor Párroco del Espíritu Santo Monseñor Cristóbal Villalobos Vergara, había conseguido del Señor Arturo Maximiliano Edwards que sin canon alguno cediese una casa en calle Del Circo N° 1, para que en ella estableciese una escuela de los Hermanos Cristianos.
El acta del 24 de Octubre, del mismo año da a conocer que el Directorio acordó aceptar del Señor Edwards, el local que ofreció para la fundación de una nueva escuela. Como una forma de agradecimiento hacia la familia Edwards, se acordó que la Escuela se llamara: De San Agustín nombrando como su patrón a San José.
El 19 de junio de 1889, el señor Presidente da cuenta del sensible fallecimiento del Señor Edwards.
En una reunión efectuada el 10 de Julio, se acordó poner a la escuela el nombre de Arturo Maximiliano Edwards, como muestra de gratitud, hacia la memoria de este caballero que tan decidido apoyo prestó a la instrucción del pueblo.
El 25 de agosto de 1889 con 129 alumnos se inaugura la escuela Arturo Maximiliano Edwards con gran solemnidad.
Desde 1889 el Colegio “Arturo Edwards” ha sido una “Obra de Dios”, continuadora y partícipe de la Misión de San Juan Bautista De La Salle.
En este marco nuestro colegio estuvo en manos de los Hermanos de la Salle hasta febrero del año 1995, momento en que formamos la Corporación Educación Católica Arturo Edwards, Sostenedora del Establecimiento, que hace un compromiso de asociación, unión y solidaridad, para mantener esta Comunidad Educativa, poniéndola bajo la protección de nuestro Patrono San José y del fundador de las Escuelas Cristianas.
El fin primordial y permanente de esta Corporación es la formación y educación católica, basada en la Antropología Católico Cristiana, de todos sus miembros, de manera que puedan desarrollar armónicamente sus cualidades espirituales, morales, artísticas e intelectuales y, mediante la adquisición de una recta moral religiosa, participen activamente en la vida social y sean agentes de cambios profundos en la sociedad.